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viernes, 18 de febrero de 2011

3. La ética del asesor y/o consultor al ejercicio de su actividad profesional.

Todo consultor que aspire a convertirse en un auténtico profesional, debe tener una concepción de la ética y de las normas que habrá de respetar permanentemente al prestar sus servicios a los clientes. En la actualidad no existe un código de ética en México que regule el actuar de los consultores por lo cual debemos apegarnos al código de ética de nuestra profesión, a nuestros valores personales y sistema de creencias particular; o para el caso de consultores que trabajan en grandes firmas su conducta se encuentra determinada por los valores propios de la firma a la que representa, integrándolos a su sistema de valores y creencias propias.

Ahora bien, la consultoría es una profesión liberal, que dentro del marco de la ética nos permite actuar de acuerdo a las circunstancias determinadas, pero que normalmente no permite la publicidad de los logros utilizando los medios.

1.1. Definición de ética

Ética proviene del griego ethos que significa morada y en sentido figurado la manera de ser, y que después fue traducida al latín moralis costumbre o habito. La ética es la ciencia de las costumbres que van moldeando y formando a los seres humanos; así la ética es definida por su objeto de estudio que son los actos humanos en su libertad y voluntad (Espinosa, 1981). La ética es considerada una ciencia normativa ya que propone reglas de conducta obligatoria como el derecho y la teología; es decir el estudio de la ética propone el estudio de las normas morales que rigen al individuo como parte de su comportamiento ante los demás ante una prescripción de deber ser.

En este punto habrá que definir ¿qué es ético?; como se mencionó los elementos del estudio de la ética son los actos del individuo, la libertad y la voluntad, así como en este caso la prescripción del deber ser a partir de su interacción social con otros individuos y que regulan su actuar. El acto o conducta de individuo será revisada bajo la perspectiva social y las normas que la rigen, en este caso el acto puede ser considerado como bueno o malo y sancionado a manera de rechazo o inadecuación del individuo.

A continuación se delimitan las normas éticas por las cuales se rige la profesión del consultor y las normas éticas del licenciado en administración.

“En la consultoría vendemos confianza envuelta en conocimientos. La ética  empieza con absoluta confidencialidad y continúa con honestidad intelectual” (Sama, 2008:25). Es decir las recomendaciones sugeridas se hacen con objetividad y no con base en lo que el cliente crea con base en sus expectativas, esperando resultados ficticios.

1.2. Normas éticas de la consultoría

La profesionalización del servicio de consultoría tiene su base principalmente en cinco criterios: Los conocimientos teóricos y prácticos, el concepto de servicio e interés social, las normas éticas, las sanciones y; la autodisciplina y control.

Estos criterios regulan y norman, no sólo la conducta del especialista en consultoría, sino a todo profesionista que actúe dentro de los marcos sociales y éticos de su profesión; todo consultor debe hacer muchas elecciones y adoptar decisiones personales sobre qué normas debe respetar y cómo comportarse ante situaciones particulares. Hay que destacar que el consultor tiene una posición de confianza, respecto a los clientes, debido que estos tienen la creencia de que los consultores nunca exteriorizarán una opinión falsa o sin juicio; es decir el cliente deposita su confianza en el consultor para lograr los objetivos de la organización. Así, el consultor se convierte en pieza determinante en la relación con su cliente.

1.2.1.   Los conocimientos teóricos y prácticos

Un punto fundamental dentro de la práctica profesional del consultor son sus dos herramientas básicas: los conocimientos teóricos y prácticos; esto debido a que delimitan su campo de actuación en el desarrollo de su actividad por lo cual el consultor puede abordar problemas o situaciones especificas para sugerir soluciones o consejos específicos.

Así, también determina su actuar y la capacidad para poder aceptar o llevar a cabo trabajos en áreas que no son de su especialidad.

1.2.2.   El concepto de servicio e interés social

El espíritu de servicio es una de las características principales que todo consultor debe desarrollar, este espíritu se fundamenta en primera instancia en la relación cliente consultor, ya que lo que el consultor ofrece son sus servicios de conocimiento, técnica y de asesoría; por lo cual el cliente espera resultados que le permitan lograr sus objetivos dentro de la empresa. El consultor, a su vez parte también de desarrollar un interés social, que va mucho mas del económico, porque las sugerencias que haga tienen una repercusión en el aspecto económico y productivo de la empresa, pero también en las interacciones sociales; aquí hay que recordar que el consultor trata con aspectos humanos y procesos los que se llevan a cabo por un conjunto de individuos.

En el siguiente punto se aborda las normas éticas que rigen la profesión de la consultoría a partir de la definición de las mismas

1.2.3.   Normas éticas de consultor

En la siguiente tabla se pueden apreciar los diferentes ámbitos en los cuales se desarrolla la profesión de consultoría:

Tabla 3. Ámbitos y normas éticas en las que se desarrolla la profesión de consultor

Ámbitos
Normas
Económico
·                   Ahorro
·                   Coherencia
·                   Congruencia
·                   Atender necesidades
Social
·                   Justicia
·                   Solidaridad
·                   Filantropia
·                   Autoridad

Elaboración con base en Espinosa (1981)

Todas estas normas rigen la labor de consultor pero también hay que tomar el cuadro de valores con los cuales el individuo se ha desarrollado en su vida desde la infancia, así como el factor principal de establecer una relación de confianza, de justicia y confidencialidad con el cliente, pero dejando el claro el rol del cliente también en su papel en el desarrollo del proceso de consultoría.

1.2.4.   Sanciones de la comunidad y aplicación

La comunidad en la que el consultor presta sus servicios o las agrupaciones profesionales a las que pertenezca marcaran a través de sus propios códigos de ética o de desarrollo profesional, en el cual establecen las sanciones propias de la faltas que puedan surgir de una mala práctica profesional. Las sanciones pueden pasar de una amonestación verbal, la expulsión de la asociación o la inhabilitación del desarrollo de sus funciones profesionales.

La aplicación de la sanción puede estar constituida con base las conductas consideradas no profesionales  ilegales (fraudes, falsedad de información, incumplimiento, etc.)

1.2.5.   Autodisciplina y control

La autodisciplina y el control son esenciales cuando el consultor presta sus servicios, una fuente de la  autodisciplina es la voluntad del consultor de adherirse a una asociación, cámara o instituto, lo que le permite desarrollar métodos de control internos con base en  la observación de las normas éticas de los organismos donde decida adherirse voluntariamente

1.3. Normas éticas del licenciado en administración

La fuente de normas éticas para la carrera del licenciado en administración es el Código de ética expedido por la Federación de Colegios de Licenciado en Administración, A.C. (Conla).

El Código de ética es el conjunto de normas que regulan la actividad profesional del Licenciado en Administración, en las diferentes áreas en que se desarrolla, bien sea en las organizaciones y ante la sociedad en el ámbito de su competencia profesional, con base en valores y principios establecidos por la misma sociedad.

El conocimiento de esta obra es obligado para todo administrador debido a su naturaleza social y profesional. (Conla, 2011)

1.4. La ética en la administración moderna

A continuación se explica esta condición a partir de una serie de citas tomadas del libro del Dr. Omar Aktouf, Mundialización, Economía y Organizaciones: La estrategia del avestruz racional (2001).

La erradicación de toda consideración proveniente de la ética era la condición para el nacimiento de la consagración de la economía como ciencia. Esto abría, simultáneamente, vía a otra bella pirueta intelectual destinada a operar, a su turno, una segunda gran evacuación conceptual tan indispensable como la anterior: el rechazo a la teoría del valor  trabajo en beneficio del valor derivado de la ecuación oferta-demanda .

Pero, se puede convocar (para aclarar el hecho de que el mercado y la concepción individualista – atomistica de las relaciones entre los humanos y del mercado de la economía, no sabrían, en ningún caso, ser compatibles con la menor idea ética), a algunos grandes conocedores de la misma economía tradicional liberal.

Con ello quiero tratar de proceder a una especie de deconstrucción de la manera como se avaló, en los hechos, la evaluación de toda consideración ética en cuanto a la legitimidad del enriquecimiento egoísta indefinido de los unos, frente al empobrecimiento (ineludible reverso de la medalla) igualmente indefinido, de los otros, y, por así decir, de la naturaleza. La ideología de la competitividad fanática que siguió, se volvió tan disfuncional  que es calificada, a menudo por medios muy pensantes, como el Grupo de Lisboa, como un modelo suicida!  Es necesario entonces, si tal es el caso,  que los vectores de este comportamiento, el economismo y el Management  dominantes, terminen por rendir cuentas. En efecto, desde hace ya varios años, muchos de los gurúes del Management  denuncian cada vez más vehementemente lo que llaman fuga de las enseñanzas en gestión hacia abstracciones y sofisticaciones, principalmente económico-matemáticas, que no tienen que ver con las realidades de las empresas. Paralelamente, los expedientes que  se pueden leer en las revistas y la prensa para el gran público, expresan la amplitud de las decepciones suscitadas por los altos diplomados en Management acerca de sus empleadores.

1.5.       Certificación

Un punto importante a resaltar es el de la certificación de la profesión de consultoría, en el contexto globalizador y competitivo, el establecer parámetros de desarrollo de habilidades y su validez en el contexto de buenas prácticas; estas suponen el desarrollo de técnicas y habilidades que son reconocidas por organismos internacionales, por ejemplo la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).

Este organismo basa sus certificaciones en la principal herramienta del consultor: el conocimiento técnico;  pero el análisis de la certificación estriba en la evaluación de este conocimiento por lo cual se requiere el análisis de las asociaciones de consultoría locales. Así, esto crearía aspectos regionales para la certificación como el caso de la Union Europea, norte, centro y Sudamérica, que de alguna manera limitarían el actuar del consultor si no esta dentro de alguna asociación internacional.

En la actualidad nada obliga a los profesionistas a certificarse, ya que las leyes profesionales conceden libertad, ahora bien la certificación ofrece un valor agregado no para el consultor sino para el cliente, ya que hay que recordar que el principal elemento de la relación con el cliente es la confianza y las certificaciones dan esta confianza al cliente, ya que avalan el conocimiento y práctica del consultor

Ahora bien a este respecto la pertenencia, la cual tampoco es obligatoria, permite al consultor a integrarse a otro aspecto como lo es la mejora profesional a través de congresos, cursos, diplomados y seminarios.

1.6.       Mejora profesional

La mejora profesional supone el incremento de las habilidades y el desarrollo de nuevas competencias en la profesión de consultoría, una ventaja es la actualización del conocimiento técnico el cual se va enriqueciendo con las nuevas tecnologías, investigaciones y metodologías de aplicación.

1.7.       Conclusiones

La tendencia actual en la consultoría se orienta hacia una mayor comprensión de las consecuencias sociales de las decisiones gerenciales y hacia un aumento de la responsabilidad social de los directores y gerentes. Sí el consultor considera pertinente, dentro del marco de su ética profesional, no tolerar al cliente, no debe dudar en rechazar e interrumpir los servicios que este prestando. “Las empresas tradicionales se basan en la intuición o se apoyan en los resultados alcanzados, sin considerar las perspectivas o la calidad de los equipos directivos. Hoy en día este planteamiento no es suficiente para competir y la necesidad de crear un modelo diferente, más participativo, que descanse en las decisiones de los entes que integran a las empresas, no sólo en sus cuerpos directivos, está tomando fuerza” (Carazo, 1998). Y dichos resultados deben estar dentro de un marco ético y responsable que propicie el crecimiento en todas las partes de la organización y por ende los individuos que la integran.

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